El comienzo de junio siempre me recuerda a los huracanes, ya que el 1 de junio es el inicio de la temporada de huracanes. Para los que no llevéis muchos años viviendo en Florida, los huracanes no deben tomarse a la ligera. Dan bastante miedo, incluso con todas las precauciones que solemos tomar.
Durante años, hemos tenido la suerte de evitar las consecuencias mortales de ser golpeados directamente por huracanes de categoría 3, 4 ó 5. Sin embargo, mi familia y yo vivimos en Florida durante el huracán Andrew y el huracán Wilma y recordamos los estragos económicos, emocionales y físicos que causaron en nuestra comunidad.
El huracán Andrew pasó directamente por Homestead, en el condado de Miami-Dade, el 24 de agosto de 1992. Fue un huracán de categoría 5 que devastó comunidades enteras. Conduciendo por la zona meses después, me recordaba a una zona de guerra. Las casas fueron completamente demolidas y arrasadas, quedando sólo los cimientos. No había electricidad ni líneas telefónicas.
Avance rápido hasta el 24 de octubre de 2005 y el huracán Wilma. Wilma fue un huracán de categoría 5 que mató a 25 personas. Cortó el suministro eléctrico a más de 3 millones de hogares y empresas y dejó sin agua a muchos. Las líneas telefónicas estaban cortadas y era casi imposible conseguir señal de móvil. Muchas casas tenían los tejados dañados y era difícil conseguir generadores, incluso si podías ir en coche a una tienda. Los semáforos se cayeron y había cables con corriente en el suelo. Árboles y ramas en las carreteras dificultaban el tráfico. Era difícil conseguir comida y gasolina.
Desde estos huracanes, yo como muchos otros hemos conseguido un generador, contraventanas y nos hemos abastecido de agua y pilas. Hay que tomarse en serio los numerosos avisos de preparación para huracanes con los que nos bombardearán. No poder circular por las carreteras, conseguir gasolina o comida, o tener contacto telefónico con familiares de fuera de la ciudad nos recuerda lo impotentes que somos realmente ante las fuerzas de la naturaleza.
Si no evacúas o no puedes evacuar, tómate en serio estas precauciones. Lo mejor que puedes hacer ahora es elaborar un plan de emergencia y estar preparado y abastecerte de lo siguiente:
– Suministro de alimentos y agua para tres días para ti, tu familia y tus mascotas
– Medicamentos y suministros médicos
– Linternas, reservas de energía, pilas
– Generador y gas
– Televisión o radio a pilas
– Otros artículos de seguridad
– Documentos importantes en una bolsa impermeable
– Un extintor
– Un depósito de gasolina lleno para tus coches
Por mucho que hayamos reforzado nuestros sistemas eléctricos, hogares y comunidades, los huracanes siguen siendo una grave amenaza para nuestras vidas.
Tómate en serio las alertas/avisos de huracán. Puede salvarte la vida.