21-8-24 – ¡Recuerdos de Woodstock!

Mientras decidía qué escribir para el blog de este mes, recordé que anteriormente había escrito sobre un acontecimiento musical que ocurrió hace años, este mismo mes.

Lo que pasó casi totalmente desapercibido este año fue el 55 aniversario de la Feria de Música y Arte de Woodstock, un festival de música celebrado del 15 al 18 de agosto de 1969.

Woodstock fue una oportunidad para que la gente se evadiera en la música y difundiera un mensaje de unidad y paz. Como me ha parecido interesante y oportuno, lo he vuelto a publicar aquí.

21 de octubre de 2017

Anoche vi la película «Woodstock: 3 días de paz, música y amor», y me conmovió visiblemente lo mucho que ha cambiado nuestra sociedad en los casi 50 años transcurridos desde que se celebró este festival. Como recordaba y confirmé en la película, la comunidad de Woodstock era pacífica y cariñosa.

Se hicieron numerosos comentarios sobre lo simpáticos que eran los chicos, lo corteses que eran entre ellos y lo serviciales que eran entre sí. Esto ocurrió a pesar de la cantidad de drogas, la lluvia, la falta de comida, la falta de alojamiento y las dificultades de transporte.

La gente del pueblo se desvivía por comentar lo corteses que eran los niños diciendo «gracias» y «por favor» y pidiendo permiso. Se saludaban cordialmente y se comportaban bien, sin querer invadir la propiedad ajena. Se respetaban a sí mismos y a los demás.

Cuando se acababa la comida, compartían. Cuando llovía, compartían lo que tenían para cubrirse. Cuando había desacuerdos, los resolvían pacíficamente. Cuando alguien sufría una sobredosis o tenía un mal viaje, había otras personas y médicos para ayudarle.

Trabajaron juntos para hacer florecer esta sociedad temporal. Como dice Spock en Star Trek, las necesidades de muchos superan las necesidades de unos pocos… o de uno solo.

Contrasta eso con la sociedad actual. Me parece que la falta de respeto se ha convertido en la norma. Los valores de nuestra sociedad que han existido durante generaciones parecen haberse erosionado. El lenguaje se ha deteriorado hasta el punto de que ambos sexos utilizan habitualmente palabrotas en público y en televisión. La vestimenta se ha vuelto tan informal que en algunos casos roza lo descuidado e insalubre. El respeto a las instituciones no está de moda ni es importante.

Parece que los valores sólo son importantes cuando sirven a las necesidades de la persona. Los ataques verbales a los demás ocurren a diario, y las noticias falsas y las insinuaciones se han convertido en hechos aceptables. La gente pisoteará a los demás para conseguir el artículo de rebajas cuando éste se encuentre en cantidades limitadas.

A menudo, no oímos gracias o por favor ni siquiera cuando sujetamos la puerta a los demás. Las protestas han sustituido a la comunicación, la resolución de problemas, el compromiso o incluso la discusión mutua. El egoísmo y el materialismo parecen haberse convertido en la norma y se ven reforzados por nuestros medios de comunicación. Las necesidades de uno parecen ser más importantes que las necesidades de muchos.

¿Qué ha causado esto en los últimos casi 50 años? Podemos señalar muchos factores: el miedo, la ira, la guerra de Vietnam y otras, la mayoría de edad de Internet, la publicidad, la búsqueda de más dinero a costa de los demás, la ausencia de un modelo de conducta adecuado por parte de los adultos, las drogas y el alcohol, las mentiras y engaños de los políticos, los famosos y los informativos, los maltratadores en serie, los escándalos tipo Madoff, las agendas ocultas y una sociedad silenciosa que permite que se produzcan estos cambios.

Seguro que podemos citar más causas.

¿Podremos recuperar algún día el respeto para que nuestra sociedad funcione? Me gustaría ser optimista y pensar que sí. Lo vemos en el apoyo que nuestra nación presta a los demás cuando se produce una catástrofe. Lo vemos cuando los individuos ofrecen voluntariamente su dinero y su tiempo para ayudar a los menos afortunados. Lo vemos en la dedicación de los profesores y de los primeros intervinientes. Lo vemos en muchos otros que siguen honrando nuestros valores.

¿Qué puedes hacer?

Respétate a ti mismo. Sigue la Regla de Oro. Cíñete a tus normas aunque los demás no lo hagan. Di «gracias» y por favor. Sonríe a los demás. Sé cortés. Deja que los demás se pongan delante de ti mientras conduces.

Preocúpate más por las necesidades de muchos que por las de uno solo.

¿Qué opinas? Házmelo saber en [email protected].