20 de septiembre de 2020
Aunque cada día parece largo, las semanas y los meses parecen pasar volando. Cuesta creer que ya llevamos seis meses conviviendo con esta pandemia. No sabemos cuánto tiempo más pasará, pero parece que nos hemos adaptado a esta nueva forma de vida. Algunos bien y otros no tanto.
Me resulta asombroso el papel que desempeña la tecnología en nuestra vida cotidiana y lo importante que se ha vuelto. ¿Cómo sería la vida sin nuestros ordenadores, televisores, teléfonos móviles y juegos en línea? Afortunadamente, los tenemos y podemos confiar en ellos.
La tecnología ha cambiado mi consulta, así como toda la medicina. Puedo ver a mis pacientes en tiempo real en mi ordenador desde la comodidad de mi casa. Ya no tengo que conducir para ir y volver de la consulta, a menos que así lo decida. Aunque no creo que la terapia sea lo mismo que estar en la consulta con un paciente, la teleterapia puede ser igual de eficaz. Pero soy de la vieja escuela.
¿Apreciamos nuestra tecnología o la damos por sentada? Hoy y ayer se fue la luz en mi casa. Ni ordenador, ni televisión, ni Amazon, pero afortunadamente tenía el móvil. Esto fue sólo un recordatorio de lo dependientes que somos de nuestras máquinas.
Creo que uno de los aspectos positivos, si podemos llamarlo así, de la pandemia es darnos cuenta de lo afortunados que somos de vivir en esta época en la que la tecnología hace nuestras vidas más seguras, más sanas, más cómodas y más interesantes.
¿Cómo gestionaríamos la pandemia sin ella?