La Torre de la Libertad y el Oculus
Hace poco viajé a Nueva York para asistir a una boda familiar internacional que duró varios días. A pesar de todo lo negativo que he oído en las noticias, la ciudad fue bastante agradable. El tiempo era perfecto, y las calles estaban llenas de turistas y gente normal.
La High Line
Crecí en Nueva York y pasé mucho tiempo en Manhattan. Estaba familiarizada con la forma de desplazarse y con algunos de los lugares de interés que uno quiere ver. Aunque sé que hay indigentes y que debes extremar la precaución en el metro, ni una sola vez me preocupó que me abordaran.
De hecho, me parece que la ciudad está rejuveneciendo. Casi en todas partes había gente joven disfrutando del tiempo y de la festividad del Día de los Caídos. Los restaurantes eran abundantes y estaban abarrotados.
La ciudad también estaba llena de turistas. En el Museo de Arte Moderno (MOMA) había largas colas para entrar. Sin embargo, merecía la pena ver las obras maestras.
También había largas colas para coger el ferry a la Estatua de la Libertad y otros lugares de interés turístico. El High Line estaba abarrotado, así como Little Island. Incluso las tumbas de Alexander Hamilton y su familia en la Iglesia de la Trinidad estaban poco concurridas.
El buque en Hudson Yards
Tanto que ver en tan poco tiempo.
Ver la ciudad ahora y mezclarla con mis recuerdos del pasado fue vigorizante. Encontrarme con viejos amigos en lugares familiares no hizo sino aumentar el placer.
En mi opinión, no hay otra ciudad como Nueva York. Es así de especial.
Si nunca has estado allí o quieres experimentar Nueva York tal como es hoy, plantéate un viaje.
La boda, por supuesto, ¡fue extraordinaria!
